El día 5 de mayo de cada año se conmemora a nivel
nacional e internacional el Día del Celíaco.
Durante el receso de un congreso internacional desarrollado en Europa,
los médicos Julio César Bai (argentino) y Alessio Fasano
(italo-estadounidense), junto con otros colegas, se plantearon la
necesidad de establecer un día para concientizar y difundir la
enfermedad celíaca. Así se estableció el 5 de mayo como el Día del
Celíaco, una fecha dedicada a generar conciencia en la población sobre
las personas que tienen esta enfermedad.
También es un día de reflexión
para las asociaciones de celíacos y autoridades, quienes evalúan lo que
han logrado hasta el momento y el camino que falta recorrer. Se demanda
la creación de políticas específicas para este sector, reconocimiento y
subsidios por parte de las prestadoras de salud.
En base a investigaciones realizadas, se estima
que aproximadamente una de cada cien personas puede ser celíaca; por
ello, la detección temprana y el diagnóstico oportuno es fundamental
para mejorar la calidad de vida de quienes sufren esta enfermedad.
Las características propias de la celiaquía condicionan la calidad de
vida de las personas afectadas y de sus familias. Una vez
diagnosticada, su tratamiento consiste únicamente en una dieta estricta
de Alimentos Libres de Gluten (ALG), que deberá mantenerse de por vida.
Puede presentarse en cualquier momento, desde la lactancia hasta la
adultez avanzada.
La celiaquía es la intolerancia permanente a las prolaminas del
gluten, conjunto de proteínas presentes en el trigo, la avena, la cebada
y el centeno (TACC) y productos derivados de estos cuatro cereales.
Esta intolerancia produce una lesión característica de la mucosa del
intestino, lo que altera o disminuye la absorción de los nutrientes de
los alimentos (proteínas, grasas, hidratos de carbono, sales minerales y
vitaminas). Es este fenómeno el que produce el clásico cuadro de mala
absorción. Se dice que la celiaquía es una condición autoinmune, es
decir que el sistema de defensa de los celíacos reconocería como
“extraño” o no perteneciente al organismo, al gluten, y produciría
anticuerpos o “defensas” contra el mismo. Estos anticuerpos provocarían
la lesión del intestino con destrucción o atrofia de su mucosa,
produciéndose así, una alteración en la absorción de los alimentos.
Los síntomas de la enfermedad celiaca son numerosos y variados, y
pueden cambiar considerablemente de una persona a otra. En los menores
de dos años, por ejemplo, es habitual que se encuentren irritables, que
presenten náuseas, vómitos y diarreas, y que su peso y desarrollo físico
sea menor del esperado para su edad. Los adultos, por el contrario,
suelen presentar fatiga, molestias abdominales (dolor, distensión,
meteorismo) y anemia.
Entre los síntomas más comunes se encuentran: diarrea crónica,
pérdida de peso, desnutrición, distensión abdominal, anemia, aftas
orales, abortos a repetición, baja estatura, menopausia precoz,
osteoporosis, osteopenia, uñas quebradizas, cansancio, alteraciones en
el esmalte dental. Sin embargo, es importante tener en cuenta que,
presentar uno o más de estos síntomas o no poseerlos, no significa
necesariamente que una persona sea celiaca.
El único tratamiento de la celiaquía consiste en seguir una dieta
estricta libre de gluten de por vida. Una vez que la persona sigue dicho
tratamiento, en general, puede llevar una vida normal, larga y
saludable. Es de suma importancia que los celíacos presten atención a
los alimentos que consumen, ya que entre el 70% y el 80% de los
productos alimenticios manufacturados contienen gluten.
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