El 26 de junio de 1998, bajo el decreto 745/98, se declaró el día 2
de mayo como "Día Nacional del Crucero A R.A. General Belgrano" en
recuerdo de todos los tripulantes que murieron como consecuencia del
ataque sufrido por ese buque de la Armada Argentina, durante el
conflicto bélico del Atlántico Sur librado entre el 2 de abril y el 14
de junio de 1982.
El día 18 de mayo de 2001 se promulgó la ley
586/01, que declara el día 2 de mayo de cada año como "Día de los
Tripulantes del Crucero A.R.A. General Belgrano".
El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el día 2 de mayo de 1982 a las 17:00 hras. Fue botado el 12
de marzo de 1938 en los EE.UU., siendo originalmente bautizado con el
nombre de USS Phoenix.
En 1941, pasó a depender del Comando de la Flota del Pacífico, cuyo
apostadero era la Base Naval de “Pearl Harbor” en Hawai. A fines de ese
mismo año, tuvo su bautismo de fuego durante el célebre ataque que la
aviación naval japonesa hiciera sobre la flota y la base. A partir de
allí y hasta finalizar la contienda mundial, la unidad participó en
innumerables misiones de guerra en los océanos Pacífico e Indico.
Posteriormente, EE.UU realizó un ofrecimiento de venta de dos cruceros
livianos gemelos (USS Phoenix y USS Boise) a la República Argentina y a
otros países latinoamericanos, siendo nuestro país quien finalmente
formalizara la compra.
El 12 de abril de 1951 se realizó la afirmación del pabellón
argentino en ambas unidades y a principios de 1952 se
incorporaron a la Flota de Mar.
A mediados de marzo de 1982 y en su apostadero de la Base Naval Puerto
Belgrano, el Crucero A.R.A. “General Belgrano” comenzó su alistamiento
para una eventual zarpada.
El 16 de abril, la unidad zarpó de Puerto Belgrano y al llegar a aguas abiertas, adoptó rumbo sur.
Mientras el resto de la Flota de Mar se mantendría al norte de las
Islas Malvinas, el Crucero debía dirigirse hacia la zona de Isla
de los Estados. Como Grupo de Tareas 79.3, le fueron
encomendadas las siguientes tareas:
La defensa de la línea de costa, ante eventuales intentos de operaciones de desembarco enemigo.
La vigilancia de los accesos Sur al Teatro de Operaciones
Malvinas y la eventual interceptación de unidades enemigas de
acuerdo a órdenes.
Posteriormente y para mantener las existencias de combustible y
repostar munición, el Crucero permaneció amarrado en la Base Naval
Ushuaia entre el 22 y el 24 de abril.
Cuatro días después y navegando al norte de Isla de los Estados, el
ARA “General Belgrano” se reunió con los destructores ARA “Piedra
Buena” y A.R.A. “Bouchard” y con el Petrolero de YPF “Puerto
Rosales”.
El sábado 1° de mayo se realizó una maniobra de reabastecimiento de
combustible con el “Puerto Rosales”. Finalizada la misma, el Crucero y
los dos Destructores se alejaron con rumbo hacia el este, en dirección
a la flota enemiga. La noche de ese sábado se presentó con
malas condiciones meteorológicas y un mar cada vez más encrespado.
En las primeras horas del día 2 y mientras las condiciones
de mar seguían empeorando, se recibió un mensaje del Comando
Superior con nuevas órdenes, en virtud de las cuales la fuerza cambió de
rumbo y se dirigió a un área de espera al oeste de su posición.
A media mañana del mismo domingo 2, las unidades ya estaban por fuera
del radio de acción de la aviación embarcada enemiga y la tripulación
pudo reponer sus fuerzas, con la adopción de un sistema de guardia que
permitía al menos un período de descanso rotativo.
A las 16.01 y mientras se efectuaban los cambios de guardia, el buque se sacudió violentamente.
Una poderosa explosión, seguida del cese inmediato de la energía e iluminación lo paralizó.
Instantes después y cuando parecía que el buque aún se elevaba por los
aires, se produjo una segunda explosión en proa, cuyas consecuencias
se vieron claramente desde el puente de comando. Al caer la
gran columna de agua, hierros y maderas que la deflagración
había producido, se descubrió la desaparición de 15 metros del
casco del buque. Inmediatamente, comenzó la inclinación a babor y un
penetrante olor acre inundó el aire.
A partir de ese momento y por espacio de sesenta minutos, los actos de
valor y el heroísmo de nuestros marinos de guerra, inscribieron páginas
imborrables en la historia, impulsando hacia la cúspide el lema que el
Almirante Guillermo Brown proclamara el 30 de julio de 1826, en los
momentos previos del Combate Naval de Quilmes y que en letras de
bronce aparecía inscripto en el puente del glorioso crucero: “irse a
pique antes que rendir el pabellón”.
A las 16:23 el comandante Héctor Elias Bonzo dio la orden de abandonar la nave.
A las 17.00 de ese 2 de mayo de 1982 y en medio de una densa nube de
vapor, el glorioso Crucero “General Belgrano”, herido de muerte por el
impacto de dos torpedos enemigos, se sumergió definitivamente en las
gélidas aguas del Atlántico Sur, acompañado por las voces de los
sobrevivientes que desde las balsas gritaban con todas sus fuerzas “viva
la patria”, “viva el Belgrano”.
De los 1093 marinos que tripulaban al crucero, 323 perdieron la vida y
770 sobrevivieron merced a la operación de búsqueda y salvamento más
extraordinaria de la historia de la navegación.
El total de bajas del ARA General Belgrano representan la mitad de los muertos argentinos en la Guerra del Atlántico Sur.
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