Para saldar al
deuda Iqbal trabajaba doce horas al día trenzando alfombras por un a
rupia diaria. Sin embargo, con los intereses desorbitados, la deuda no
para de crecer. A los 10 años Iqbal asistió a un mitin sobre derechos
humanos y su vida cambió radicalmente. Consiguió la libertad a través de
una campaña del Frente de Liberación del Trabajo Forzado y se convirtió
en un activo luchador contra el la esclavitud infantil, y consiguió
cerrar empresas en la que se explotaban a menores. Su ejemplo trascendió
y recibió premios internacionales en Estocolmo y en Boston, con los que
decició abrir una escuela.
Se calcula que
400 millones de menores en todo el mundo son esclavos, de los cuales 168
millones trabajan y 85 millones de ellos lo hacen en condiciones
peligrosas. UNICEF advierte que la violencia, la explotación y el abuso
frecuentemente están a cargo de personas que el niño conoce, incluyendo
los padres y madres, otros familiares, cuidadores, maestros,
autoridades policiales, agentes estatales y no estatales, y otros niños.
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